miércoles, 11 de abril de 2012

Punto



Podría ponerte un par de notas
pero es vano usar papel,
es inútil compararlo con un claustro
donde habites, donde sueñes.

Podría y no puedo, y no quiero.

Busco tu boca, tu nariz,
tu puerta, tu ombligo, tu matriz.
Busco los dientes con que como
por la piel, que se deslicen
por mis brazos, por mis piernas.

Tengo una noria, te toco;
tengo unas gotas libres de antojos,
libres de sales, de vienes,
de horas, de segundos.

Toco tu lengua con la pluma,
al norte navega, a tus escollos;
al sur se descuelga, a tu ombligo,
a tu boca, monte extraño.

Toco las hojas, las uñas,
ellas hablan historias de polvo;
mi espina dibuja los mares,
los ríos sin otoños.

¿Ves?
No es necesario.

La luz decide olvidarnos,
las notas inútiles suenan.

Toco tus ojos, los desgarro.

Derramo.

Punto.



Este, en especial, fue el poema que me granjeó entrar a Octavos de Final en el Torneo de Poesía 2011 y es uno de mis favoritos. Además, fue el primero que declamé ante público y en esa ocasión me llevé un buen aplauso.

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