lunes, 26 de marzo de 2012

Mejor mudo

Me lleno de borradores, de páginas manoseadas y manchadas. Me siento vacío de los brazos y de los párpados, los iris drenados.

¿Y el color? No es problema de matices, es de tinta que me llene.

Todo se pinta con alteraciones, con colores brillantes, con neones. El nuevo sol es intercambiable, es eléctrico, es chirriante. Huye huye de la vida y de la muerte, lo no-muerto repta en los rincones y en los cristales y entre las manos enfundadas en viscosidades endurecidas luego ablandadas, luego endurecidas otra vez y luego teñidas. Todo resalta, todo en colores que no se funden con su alrededor, que se limitan a su propio tono ajeno.

Me siento vacío de los brazos, las piernas me pesan con cada escalón. La sangre se escurre por una abertura que no importa.

¿Sangre? Eso importa cuando brilla en los dientes de fantasías trasnochadas.

La criatura nace limpia, no hay rastrojos en las entrañas, hay sonrisa y en la boca habita lo eufemista.

Y si lloras, y si pones en las hojas los caminos de las uñas, ¡qué dolor se siente! ¡qué dolor te puede! Pero el eco se disuelve, se pierde. Se pierde.

martes, 13 de marzo de 2012

Pantalla

Tu rostro entra, sonriente y sereno,
mis pupilas buscan saciarse,
mis nervios se erizan y punzan
¡el músculo tiembla en la mejilla!


Mis labios se enchuecan,
la sonrisa tímida e imperfecta:
contrastamos, contrastamos
cuando estamos tan indirectos,
cuando nos miramos sin mirarnos.


¡Sí! Es el sol lejano en tu mirada,
es la lluvia que mojó tus huellas,
es nieve, es frío, es noche, es letras,
es pantallas suspensivas, encendidas,
y cuando incendias mi memoria:
las manecillas han cerrado tus pestañas
y tus yemas ya no hablan.


Sueña, las flores ya te acechan,
la frescura cae del cielo hasta tu casa.
Yo recuerdo, yo entrecierro tu memoria,
yo sonrío, timidez ya baila en el deseo tan tierno
y en las nieblas de distancias, aguarda.

domingo, 11 de marzo de 2012

Silueta

Quiero lavar mis manos de mis cabellos, de los rizos sobre mis piernas, de las escamas que se me caen de los dedos, de las uñas, del ombligo, del pecho. Quiero quitar la huella de lo que quise vivir pero no pude insertar en el tiempo. Quiero lavar mi cuerpo, que es bulto que es un bistec sin cocerse, sin conocerse, sin explorarse, sin merecerse.

Quiero dejar en mi espalda la grasa que se acumula cada semana, la curva bajo el cuello que me obsequio cada mañana, cada tarde, cada ocaso antes de visitar mi almohada. Quiero quitarme los cabellos y no mirar el hueco en las sábanas que se llena sólo con ellos y con ellos solos.

¡Ay! En los pies tengo arrugas, de pisar se han hecho viejos. En los ojos la sequía de un reflejo solitario, de un reflejo encarcelado porque fuera es silueta que se pinta con colores que me tocan como gargajos que se rompen en el suelo.

¡Quiero un cuchillo contra mi lengua! Y que su filo la destripe, no hay cabida para nada en el vacío que me inunda desde el ano hasta el campanario en la garganta, el estómago en el pasado era rugido por el hambre, hoy es eco.

Que me vuelen, mariposas desde dentro y que esquiven telarañas ¡Que se mude tanta vida de mis huecos!

Soy la morgue de mi mismo; en mi pecho yermo había praderas y había huertos.

Quiero agua que se escurra por mis intersticios, que se lleve lo que quise seguir siendo, los colores que pusieron en la silueta que se sale de mis muros, nada más con su silencio han dejado la vida mía encerrada en el espejo.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Humanismo va con H de Huxley

Noche de martes, marzo. Tras un cristal, en una vitrina montada en el muro de un pasillo, hay anuncios y afiches con la cartelera de seminarios, puestas en escena, espectáculos de danza, música y demás cosas de lo que llaman pomposamente "cultura" (como si la cultura se armara en la cúpula, como alguna vez llegué a pensar, y no en la argamasa de la sociedad). Sea como fuere, mi mirada captó un papel con letras grises y negras sobre fondo blanco que anunciaba algo parecido a un seminario o un simposio o un encuentro, olvidé ese detalle con la suerte de síntesis que acomodaron para atraer público: Enlistados verticalmente y con sendos rectángulos, los 4 elementos que conformaban la realidad según diversas culturas antiguas. Al final ¡cómo no!, la estrella del escenario: el quinto elemento, el humano.

Alguna vez escuché que era el fútbol, otras veces el vacío, el caos, la madera, el metal... Vamos, tantas cosas; pero ninguna como en esta ocasión y, claro, sobra decir el lugar por obvio: Facultad de Filosofía y Letras.

¿Increíble? Tal vez risible. Pero, para mí no lo es; es para frustrarse, para indignarse aunque no para rasgarse las vestiduras.

La cosa es que tanto nos empeñamos en separarnos de la realidad: Los animales y los humanos, como si fuésemos reinos distintos entre los seres vivos (y eso que la sistemática es arbitraria y todo ello, pero hay una base empírica de similitudes biológicas entre los que conforman grupos amplios, o sea los reinos). Claro, una cosa es la animalidad que tenemos, la sociedad, la cultura y tantas cosas tan particulares; pero no dejamos de ser bichos bípedos con ínfimas posibilidades de supervivencia al desnudo y a campo traviesa con la tremebunda dependencia tecnológica y de "la civilización".

Incluso nos preciamos de manipular vida y muerte, de acomodar el cuerpo a la belleza estática. ¿De dónde viene todo esto? De la religiosidad, esa raíz tan hondamente enterrada en nuestra historia que nos deja pasar la idea de que somos egresados y nuestro destino es mandar en el mundo.

Bien, nuestro mundo como propiedad. Tan especiales que en él mandamos y cualquier otro ente vivo debe parecerse a nosotros, bípedo de preferencia, con tecnología comprensible y siempre, siempre, con el objetivo de conquistarnos. Un mundo aparte.

Ayer noté, con sorpresa, que no basta ser lo mejor del universo; ahora somos un elemento que genera realidad. ¿Acaso no es asquerosa esta melaza de elogios? ¿Acaso no es preocupante la ausencia de autocrítica? Independientemente de las muchas reflexiones que en definitiva rebasan en calidad y profundidad a este grito solitario, ¿acaso nuestras conversaciones no son huérfanas de humildad?

Tal vez esa otredad de la que se habla tanto (y tan pomposamente), esa muerte que tanto se alaba en ciertos círculos (y con tanto miedo), no sea otra cosa que los vapores de la melaza humanista. Pero ¿qué hay de la raíz natural? ¿de la carne? Tal vez agonizan entre letras, en circuitos, en ciudades, en la gran mentira que alimentamos para hacer un nicho a Aldous Huxley como único profeta.

jueves, 1 de marzo de 2012

El hilo negro de febrero

Lo prometido es deuda. En mi muro he ido publicando ciertos comentarios y, para evitar la fatiga de buscarlos, los iré poniendo cada fin de mes en compendios acá en el blog (aún no tiene apodo). Buen provecho:


11: El claxon no es mágico, no cambiará la luz del semáforo, ni reparará el desperfecto de algún auto parado varios metros más adelante, ni mejorará la capacidad de conductores incompetentes, ni detendrá el reloj, no importan los decibelios que alcance, no funcionará. Todo lo contrario, lo que se consigue es aumentar la histeria colectiva y la contaminación sonora.


10: La capacidad semántica de nuestra parla cotidiana decrece. Sí, amar y querer no es igual, pero sucede que da igual qué se diga. Felicidades, para que tenga sentido esta red se supone que sabemos leer; ¿sabemos?

¡Cuidado! Saber hablar no es tener ideas llamativas e intentar conectarlas con palabras vacías de significado pero con muchos adornos, que en realidad lo son merced a la ignorancia del interlocutor.


9: Es extraña la manera en que se recuerdan ciertos sucesos históricos. Dos sucesos tuvieron lugar un 28 de febrero: Hernán Cortés ordena la ejecución de Cuauhtémoc en 1525; y Watson y Creek proponen la doble hélice como estructura del DNA en 1953.

Pero ¿qué hay de extraño en ello? Unas suavecitas: Se recuerda a Cuauhtémoc como último emperador azteca y a Watson y Creekcomo descubridores de la doble hélice.

Para profundizar levemente: Cuauhtémoc no era ni emperador ni azteca, sino tlatoani mexica. La diferencia en la primera palabra es crucial, pues llevan cargas culturales muy fuertes; la segunda es un poco más suave, pero no deja de ser importante.

Por otro lado, no es frecuente que se recuerde a Rosalind Franklin como la cristalógrafa que generó las imágenes en que se basaron Watson y Creek para conocer la estructura de doble hélice. Honor a quien honor merece.


8: ¿Acaso puede haber vida sin agua? En el agua se mueve aquello que permite morir después de un tiempo, romper y rehacer. Leí la pregunta ¿hay vida en la tierra? escuché "descanse en paz", "los que se durmieron en la esperanza de la resurrección"...

¿Acaso es tan pequeña la vida y tan pequeña la muerte que se pueden seccionar? Huir de esta fingiendo que se sueña mientras la carne se desmorona, huir de aquella en la desidia de fluir, de cambiar, porque me conociste fumando debo seguir fumando y te aguantas; el problema es que también me conociste soltero, pero no te vayas.


7: Los caídos mudos viven en el limbo de la voz que habitó la tierra junto a sus huesos. Los bastardos de promesas que nadie ha reclamado ante amenazas que pare la dictadura de la desesperación. En miseria, el canto es perro callejero; en el bolsillo nunca cupo su espíritu, ese se evapora cuando el otro no lo nombra, no le cede un sitio en la herida donde habita su deseo.


6: Sería bueno que, además de hacer más visibles los pequeños letreros de "Deje salir antes de entrar" pusieran letreros dentro de los vagones con "Apresure su salida", eso facilitaría el paso de la gente y el servicio de los trenes.

Además, debería haber más conductores como ese que hace tiempo dijo por el micrófono en la estación Pantitlán: Queridos usuarios, muchas felicidades, hemos hecho el recorrido en tiempo, gracias por no jalar la palanca.


5: Los lenguajes tienen identidad y siguen transformaciones de acuerdo a su historia, como todo lo humano y, por tanto, todo producto de lo vivo. En este sentido, hay variantes dialectales de acuerdo al sitio geográfico en que se ha desarrollado un lenguaje; cada comunidad tiene la propia, pues, y la conoce como lengua materna por ser inherente a su cultura.

Tal es la propiedad de la lengua madre que es imposible traducir ciertas expresiones sin incurrir en faltas graves en cuanto a la semántica. ¿Quién podría traducir "la chilanga banda" sin perder significado? Por eso prefiero "¿qué chingados?" a "what the fuck?"


4: Discutir no es pelear, es esgrimir argumentos para construir conclusiones un poco o un mucho nuevas sobre un tema en particular. La pelea se da cuando no hay argumentos, sino opiniones frecuentemente sin sostén.

En todo caso, la discusión se parece más al debate, aunque tampoco son lo mismo.


3: Las mejores ocasiones de mirar la especie humana ocurren cuando está desnuda, cuando las pasiones y los instintos afloran sobre las máscaras de la razón y la inercia de la cultura. Después de todo, antes de ser humano soy primate.


2: Laico no es lo mismo que ateo; el primero no está en una institución religiosa pero respeta las creencias, el segundo niega la existencia de divinidad y por tanto de las creencias y sus instituciones.


1: Ser malhablado no es decir groserías, es no saber qué palabras se dicen. Es decir por decir, sin hablar.