lunes, 28 de mayo de 2012

A mis años

Carta abierta a mis años

Mis queridas y queridos,

Escribo esto desde el alma, como cada que escribo acá. La vida tiene un ritmo difícil de seguir, el tiempo sigue su curso y no me es posible detenerme más de lo suficiente para decidir dar un paso después de otro. Confieso que la tibieza no es una característica que me agrade, aunque por mucho tiempo, más del que quise, la abracé como una manera de llevar-la-fiesta-en-paz.

Quiero decirles, a quienes gustaron de leerme, que soy un hombre de garantías y que quiero hacer mía la madurez a la que me han llevado con todas esas veces que tocaron mi vida. Quiero dejar claro que mis decisiones tienen consecuencias y que no me haré irresponsable de ellas, a pesar de que en ocasiones duela mirar el trecho andado y las lágrimas amaguen con convencerme de dar traspiés hacia atrás: No los daré.

También soy melancólico y nostálgico en más de una ocasión por día; gusto de mirar mis huellas y reflexionar, en ocasiones más de la cuenta, sobre su profundidad y su color (¡cómo me cuesta discernir entre matices!). Por ello quiero ser certero en cuanto quién, cuándo, cómo y más aún: Por qué.

No pido paciencia ni oportunidad, pido lectura y pregunta: diálogo.

Miro el día a día y pienso que en el discurso pocas veces se siente veracidad, convicción, decisión. En ese sentido, amo a quien siento cierto de sus sentires, a quien siento decidido en su entrega. Me da rabia el cuentagotas cuando de la vida se trata, morir de a poco por el miedo disfrazado de voluntad y coquetería. En mi opinión, hay maneras de hacer las cosas: Los amagues son divertidos y sabrosos, pero no cuando es titubeo (aunque es claramente comprensible, no es justificable joder externos por el propio miedo).

Lamento profundamente si herí en mi necedad, no tengo argumento para soslayar esa estupidez; si creen necesario conocer mis razones, estoy gustoso de dialogar al respecto y aclarar lo que intenté aclarar en esta misiva.

Javier

martes, 22 de mayo de 2012

Universidad

Un café siempre es un buen pretexto, mantener ocupados los labios y la lengua; las manos pueden destrozar la calma de una servilleta o ahorcar un cigarrillo que aguarda por la flama que le de una razón de estar ahí, en la antesala. Mientras, la charla.

Una o dos citas pretenciosas y todo sigue igual. Como uno de esos que le mueven al café cuando ya se ha diluido todo cuanto le añadieron. Vamos, para eso están las citas pretenciosas, para soltar un destello culturoso.

Pero digamos que la persona tiene idea de cómo hablar, entonces la cita deriva en una charla que parece ser interesante y efervescente, florida y carnosa. Al final, cuando uno mira con detalle lo que se parloteó, se da cuenta de que ¡oh, sorpresa! No se dijo salvo, de la superficie, lo obvio. Como descubrir el hilo negro, lo que cabe en tres o cinco líneas, una escaramuza de esas de pasillo o de vagón del metro antes de la partida irremediable, pero que se alarga. La mezcla entre no saber decir pero medio saber qué decir o qué se querría decir.

A pesar de que en ocasiones no es intencional, el vacío de las palabras en una charla ficticia sigue molestando.

¡Y hay quienes se dicen preparados por estar en la Universidad!

Curiosamente tiene menos de superior que de educación, lo cual empeora su imagen. Ese recinto de análisis y crítica devino una cápsula, una sala de estar donde precisamente las palabras son vacías porque sólo se parlotean y al final siempre está el escudo del oxímoron o de la belleza en la contradicción tan humana, en que las reglas están para romperse. Lo más triste es que recursos tan críticos devienen pretextos para los holgazanes.

¿Qué hay de ese matiz de universalidad del universitario? Independientemente del nombre del recinto, se entiende el contexto al que me refiero.

¡Nada!

Pocos en realidad son quienes se interesan por lo que acontece más allá de sus muros (qué apropiado momento para usar esa palabra). En comparación con la matrícula universitaria, al menos en México, pocos son los que hablan más allá de su jerga y menos los que se atreven a entrever que tal vez, sólo tal vez, su disciplina no es el non plus ultra.

Hay que aclarar: Es obvio que si estudié biología hable de cosas de biólogos, pero limitarme a eso es lo que señalo como un error, pues es contradictorio con la idea de universalidad, de un campus donde pueden converger discursos de distintos campos del conocimiento y fomentar la discusión y la argumentación, de pronto la cosa se vuelve dogmática y aún si uno se mete a los escabrosos caminos de la teología y el diálogo religioso, comienzan los fanatismos.

Resuenan el no me interesa, el ¿para qué?, el no sirve, el ¡no voy a gastar mi tiempo explicando a idiotas que me entenderán! y un larguísimo etcétera.

Al final, lo más triste: ¡Cuántas quejas hay de lo apestosa que es la realidad social! Pero cuánta apatía y egoísmo.

¿Las marchas? ¿Las manifestaciones? ¡Faltaba más! Ya era hora de que metiéramos mano en un presente que construimos entre todos.

domingo, 6 de mayo de 2012

Madre

Mis ojos vuelan y se posan en ese vientre,
donde el aire vino a mi garganta,
ahí donde toqué piel adentro, tierra adentro.

En tus manos se hace barro
y dentro de él hay mole, hay chiles, hay agua.
En mis dedos, el maíz y la salsa,
en mi lengua, las palabras
y en mis pies, el deseo de volver a la cuna.

El suelo donde nací, el que me arropa,
donde germina el maguey que florea;
sonrisa que rompe el cielo y su ropa,
sus nubes, sus vuelos, sus momentos
cuando sólo un instante el coyote llora.

jueves, 3 de mayo de 2012

El hilo negro de abril

Retrasado por múltiples actividades... Lo siento.

Comentario del hilo negro 54: Si no es que se prohíban las cosas, es que debe sembrarse eso que tanto nos caga: responsabilidad; y caga porque da hueva, porque nace de la reflexión sobre los propios pasos, de la ética.

Pero resulta más sencillo gritonear ¡Que maten a toda la puta bola de pinches intolerantes ojetes por reprimirnos! 


Comentario del hilo negro 53: ¡Perder la memoria! ¿Acaso se pierde lo que no se tiene? La biblioteca, para existir, requiere de que se valoren los libros para poderse resguardar; en abril ¿quién nos roba el valor de los recueros?

Pero claro, de pronto vienen las quejas de que no tenemos tales o cuales políticas tan loables... ¿Y el contexto? 


Comentario del hilo negro 52: Tampoco es novedad que es imposible organizar un debate cuando el verbo "argumentar" se ha desvirtuado al asqueroso "trollear".

¿Y cuando se habla en serio? Brilla el silencio. 


Comentario del hilo negro 51: Argumentos, alimento del olvido. Prohibición, el pan de cada día. ¿Qué será cuando le inventen la palabra al bullying político? ¿Habrá marchas para que prohíban las elecciones? ¿Qué, cuando prohíban vegetarianismo por evitar sufrimiento a las pobrecitas plantitas? ¿Qué, cuando prohíban los exámenes por la cantidad pasmosa de depresiones en reprobados?

Las cosas no se solucionan menospreciando lo ajeno como simple, a menos de que el análisis concienzudo redunde en que eso analizado sí es simple.

Recuerdo el oscurantismo y el potro por no comer cerdo, por dejar algunos ejemplos al calce. 


Comentario del hilo negro 50: Tan acostumbrados a la no-vida de lo urbano que olvidamos mirar los rasguños de la vida como vida misma; en los intersticios hay burbujas ¡qué cómodo! Pero, si no se tocan las paredes ¿vivimos? 


Comentario del hilo negro 49: Hay gente que piensa que pierde poder cuando no da indicaciones o cuando no pone a sufrir, tanto se ha devaluado la lealtad que piensan que es tan extraviable. 


Comentario del hilo negro 48: Vivir y dejar vivir se basa en respeto, no en lavarse las manos. 


Comentario del hilo negro 47: La buena nutrición incluye necesariamente el goce del alimento. Los platos malos necesitan siempre de mucho adorno y presentación, maquillaje pues para atraer. 


Comentario del hilo negro 46: Como pagar por mirar la vida, en eso devino vivir en este ambiente consumista. 


Comentario del hilo negro 45: Los teatreros y los científicos, entre otros, son (somos) tremendamente escatológicos, pero eso queda en intento. Del destino nada sabemos salvo la muerte. 


Comentario del hilo negro 44: Para resolver las cosas con frialdad hace falta valor y lo que en buen mexicano llamamos "huevos". En este sentido, hay una diferencia bien descrita en buen mexicano:

No es lo mismo ser frío a que te dé frío. 


Sólo muriendo tranquilos podemos probar que en nuestra vida no fuimos cobardes (Alejandro Jodorowsky)... Comentario del hilo negro 43: Hay formas de vivir y formas de morir; ésta no te alcanza ni tú la alcanzas a ella, porque no hay persecución, es una con la vida. Sin embargo, nos gusta mirar la vida con la metáfora del caminante... 

¿Sabemos caminar? 


Comentario del hilo negro 42: Lo peor de la actualidad es que somos sombras esperando expectativas que se escurren cuando cambia el aire, y aún pensamos que depende de nuestra vista. ¡Salir de la inercia! Lo estático no tiene vida. 


Comentario del hilo negro 41: Lástima, hay quien confunde criticar con quejarse y quejarse con soltar al aire sus frustraciones.

Cierto, hay de críticas a críticas, pero en general contienen más argumentos que una queja; además, deben relacionarse con un punto de referencia más allá del mero gusto y disgusto.

¿Somos críticos o más bien quejosos? Y aún los quejosos ¿no son más bien frustrados? 


Comentario del hilo negro 40: Todo tiene un porqué, el problema es el tiempo y el esfuerzo. 


Comentario del hilo negro 39: La dificultad de aceptar y mantener el laicismo en México radica en que no es un país que se encontrara en la convergencia de distintas creencias. Antes bien, se buscaba enterrar y olvidar en aras de una única religión que es la que pelea el no-laicismo disfrazado de libertad. 


Comentario del hilo negro 38: Ser laico no es una convicción religiosa, es una postura política. Ser ateo sí es una convicción religiosa, lo mismo que agnóstico y que católico y que musulmán y que budista, etcétera, etcétera, etcétera.

Tal vez es que los dogmas en la política se han hecho tan evidentes que parecen religiones. 


Comentario del hilo negro 37: A riesgo de parecer repetitivo, un tema por demás consabido, amén de antaño. Tan inmersa está en nosotros la idea de Eurasia (que África ni se contempla, Egipto se pega a Europa y Oceanía apenas se recuerda) como referente de cultura y sapiencia que olvidamos lo que aquí en casa hay.

No discutiré las bondades de las culturas grecolatina, egipcia, india o sumeria, entre otras; tampoco el uso del español (aunque con orgullo, español mexicano y bien mexicano) ni las reflexiones y adelantos eurasiáticos. Lo que discuto es que parece ser la única opción de referencia y frecuentemente con el valor agregado de cierto desdén hacia lo propio. 


Comentario del hilo negro 36: Una afortunada mesa de discusión sobre teatro físico me dejó, entre otras, esta pregunta: ¿qué pasa con lo vanguardista que ha devenido retaguardia?.. Apenas seguimos el paso a las propuestas avejentadas, no sea que nos acusen de edaísmo pero es que ¡no quiero ser flor sin raíz!

El entramado tiene parkinson y apenas nos aferramos a una hebra, cavilamos, cavilamos y se nos corta la garganta desde dentro por la sed.