domingo, 11 de marzo de 2012

Silueta

Quiero lavar mis manos de mis cabellos, de los rizos sobre mis piernas, de las escamas que se me caen de los dedos, de las uñas, del ombligo, del pecho. Quiero quitar la huella de lo que quise vivir pero no pude insertar en el tiempo. Quiero lavar mi cuerpo, que es bulto que es un bistec sin cocerse, sin conocerse, sin explorarse, sin merecerse.

Quiero dejar en mi espalda la grasa que se acumula cada semana, la curva bajo el cuello que me obsequio cada mañana, cada tarde, cada ocaso antes de visitar mi almohada. Quiero quitarme los cabellos y no mirar el hueco en las sábanas que se llena sólo con ellos y con ellos solos.

¡Ay! En los pies tengo arrugas, de pisar se han hecho viejos. En los ojos la sequía de un reflejo solitario, de un reflejo encarcelado porque fuera es silueta que se pinta con colores que me tocan como gargajos que se rompen en el suelo.

¡Quiero un cuchillo contra mi lengua! Y que su filo la destripe, no hay cabida para nada en el vacío que me inunda desde el ano hasta el campanario en la garganta, el estómago en el pasado era rugido por el hambre, hoy es eco.

Que me vuelen, mariposas desde dentro y que esquiven telarañas ¡Que se mude tanta vida de mis huecos!

Soy la morgue de mi mismo; en mi pecho yermo había praderas y había huertos.

Quiero agua que se escurra por mis intersticios, que se lleve lo que quise seguir siendo, los colores que pusieron en la silueta que se sale de mis muros, nada más con su silencio han dejado la vida mía encerrada en el espejo.

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