jueves, 9 de agosto de 2012

Scratch du oro

No falla; es temporada de olímpicos y nos inundamos de frustradas y frustrados que gozan con gritar a los cuatro vientos que no gustan del deporte, que no verán los olímpicos y que nadie que se precie de pensar un poco o de tener criterio debería de verlos.

Los hay que generalizan la sana práctica deportiva con las vilezas de quienes comercian con ella, sea en telecomunicaciones, sea en apuestas o sea en toda la parafernalia que permite el espectáculo de los juegos olímpicos. La verdad es que sí, los atletas tienen un empleo que gozan y por el cual reciben un pago... Cobran por jugar. ¿Tiene eso algo de vileza? Me refiero al hecho de hacer deporte y recibir un pago por ser suficientemente bueno como para generar en un público un torrente de sentires y pasiones.

En el caso anterior se meten las instituciones; ¿qué le vamos a hacer? Poco en este mundo está lejos de las instituciones, y si lo está ni nos enteramos, precisamente porque las telecomunicaciones se deben a las instituciones. Esos criticones se nos caen.

¿Qué pasa con quienes apelan a la competencia? Que si es mala, que si es ruin. Les tengo noticias, el deporte en sí mismo es competencia; en el caso de los olímpicos, sí que se enfrentan naciones, con al salvedad de que todo se realiza en un contexto de franqueza y equidad, cosa que no sucede con la tan constante pero deplorable guerra.

Sistemas educativos aparte, las competencias son inherentes al humano; somos seres vivos en diaria lucha por la existencia, otra cosa es cuando hay deslealtad y deshonor, pero la competencia es parte de las relaciones ecológicas que sostienen el entramado de la vida.

Vemos las disciplinas y claro que se ven ejemplos de deslealtad, de malos sentimientos, de ventajas injustas; sin embargo, hay atletas que a pesar de todo triunfan. Evidente ejemplo, pero no falta quien quiere echar mano y saludar con sombrero ajeno. Es donde entra otra historia y otro tema, la ética y el hacer bien las cosas al comunicar y "reflexionar", pero para eso están las entradas venideras.

¿Qué pasa con los otros escupidores? Sí, los que gozan con decir que "el segundo lugar es el primer perdedor". Bueno, pues es que no tienen idea, ni la más mínima, de lo que es hacer deporte para ganar. Además, no tienen idea de lo que es competencia; porque para que alguien gane, alguien debe perder; que hablan como si sólo fuese el preparado el que está ahí y el otro fuera un muñeco de paja.

En resumen, quienes escupen al deporte olvidan que al final de la partida, el rey y el peón van a la misma caja; que la competencia uno a uno o equipo a equipo sigue siendo leal y depende de muchísimos factores, entre ellos la capacidad del sujeto más allá de la parafernalia tecnológica o el peso de la historia.

Quienes escupen, generalmente no tienen las agallas de tomar un balón e intentar tirar al arco o de tomar los aros e intentar izarse hasta poner la cabeza a la altura de los eslabones. Se quedan con una superficie del espectáculo y no del deporte: Arañan el oro y se contentan, se conforman con ello.

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